martes, 17 de diciembre de 2013

LA POBLACIÓN HEBREA EN CASARRUBIOS DEL MONTE

 

Desde mediados del siglo XII, con las migraciones de los judíos a las zonas cristianas de la Península, acentuándose tras la batalla de las Navas de Tolosa en 1212, y hasta los albores de la toma de Granada, las zonas de Castilla se vieron habitadas por gran número de judíos. Casarrubios del Monte no iba a ser una excepción, el estar alejada de las grandes ciudades donde el acoso a este grupo étnico era continuo, favorecía su aumento.
El mayor auge lo tuvo en tiempos de Enrique IV, donde los cobradores de alcabalas y algunos oficiales de este monarca, vecinos de Casarrubios, eran judío. Alcanzando el mayor número de población judía a finales del siglo XV.
Aunque los censos no diferencian entre judíos y cristianos, sí señalan los tributos que estos debían pagar, lo que permite conocer que dicha población era numerosa. Las alcabalas que pagaban los judíos de Casarrubios del Monte fueron las siguientes:
                  
Impuestos anuales año     1474 ........  1.000 maravedíes
      “             “          “          1482 ........  1.000      “
             “          “          1592 ........  1.000      “
Tributos      “          “           1481 ........  9.820      “
“              “          “          1485 ........      34 castellanos
        
      El valor de 1 castellano en 1483 equivalía a 485 maravedíes.

En 1474 se repartió una contribución entre las juderías de Castilla de 450.000 maravedíes, de las cuales a la de Casarrubios le correspondieron 1.000 maravedíes que, distribuidos entre las familias judías de la villa, a cada una le tocó pagar 50 maravedíes. Cantidad que se repetiría en los años 1484, 1485, 1490 y 1491 que, sumado a los pagos de altos impuestos en el periodo cercano a la guerra con Granada, fue aumentando paulatinamente con el fin de sufragar dicha contienda. La comunidad judía llegó a soportar una carga impositiva de 9.820 maravedíes en 1481 y 16.490 en 1485.
La población de Casarrubios rondaría los 3.000 habitantes hacia 1474, de los cuales, 150 serían judíos, sin embargo, en el siglo XVI, tras la expulsión, se denota una lógica disminución de la población. Las alcabalas que pagaban los judíos se redujeron de 16.490 a 1.000 maravedíes, lo que hace suponer que en esta fecha quedarían en el pueblo unas 10 familias de judíos bautizados o judíos-conversos.

El profesor Haim Beinart, especialista en temas hebraicos, a través de sus escritos ha permitido, que hoy se conozcan aspectos sociales sobre la vida, costumbres y ritos practicados por las familias judías y judío-conversas o judaizantes que habitaban Casarrubios del Monte en el siglo XV, así como las relaciones que mantenían con el resto de ciudadanos cristianos de la población.
Se conocen algunos nombres de las familias judías que habitaban nuestra villa en esa época: la de los Husyllo, con Fríame Husyllo, Salomón y su esposa Jamila, Abraham y su hermano Mose Husyllo, Samuel Abenjamín, zapatero; Jaco Arugo, también zapatero; Isaque Jayti, que era sastre; Buen Açemayas, tundidor de paños. Algunos fueron bautizados y adoptaron nombres cristianos  convirtiéndose en judíos-conversos, como Juan González de Madrid y su esposa, matrimonio al que la inquisición condenaría tras un largo proceso, pero esto es otra historia... Estos gozaban de cierta posición, contando entre sus criados con varios judíos y alguno cristiano, como Juana la Vaqueriza y Mari Sánchez, criadas en casa de este matrimonio de conversos, Alonso de Guzmán, Diego y Catalina, hija de Casanueva, etc.

Entre las costumbres que practicaban los judíos en Casarrubios, se pueden citar el ritual llevado a cabo cuando falleció el padre de Juan González. Al fallecido se le hizo una almohada de tierra para que en ella apoyara la cabeza, con la intención de establecer la unión entre el cadáver y la tierra virgen, por lo que se le perdonarían diversos pecados. Los hijos, que eran los más allegados, se rasgaron las vestiduras y celebraron en mesas bajas la comida de luto, en la que se sirvieron huevos y pescado. Los parientes del difunto, vestidos con trajes judíos, rezaron por él en su casa, pasando posteriormente a la sinagoga de Casarrubios, donde elevaban plegarias por el fallecido, guardando luto durante siete días. En cuanto a las fiestas que celebraban, eran las normales entre el pueblo judío.

En 1480, en la villa de Casarrubios del Monte, previo a la guerra con Granada, que dio paso a la expulsión definitiva del pueblo judío de España, nos encontramos con una  población amurallada, de la que se salía a través de sus tres puertas. Fuera, una fortaleza comenzada a construir al norte y una enorme iglesia-fortaleza al sur. Gran número de sus habitantes eran judíos y, aunque existía la judería, casas pequeñas con habitaciones reducidísimas, donde se encontraba la casa del rabino que atendía a la comunidad, y por supuesto la sinagoga donde practicaban sus ritos y oraciones, no todos vivían en ella.

Es de especial importancia encontrar documentada la existencia de una sinagoga y de la casa del rabino, en un documento fechado el 31 de mayo de 1375, mediante el cual, aparece "Doña Inés de Ayala, la hija de Ferant Pérez de Ayala y su mujer que fue de Diego Gómez, quien fuera Alcalde Mayor de Toledo" trasfiriendo al Monasterio Agustino de Casarrubios algunos bienes, entre otros “ ... las casas de la judería, sin la sinagoga y sin la casa del Rabí, que es de dicho lugar Casarrubios”

La sinagoga, que documentos y testigos refieren en este lugar, existencia lógica por la colonia numerosa de judíos que aquí habitaba, no señalan su ubicación exacta, pudiendo haber estado enclavada en dos lugares diferentes; uno es el que hoy ocupa el hospital del Corpus Christi, que en sus comienzos se instalara en la sinagoga que había perdido todo uso. El otro pudo ser donde más tarde se levantó la Parroquia de Nuestra Señora de la Natividad (Santa María), que si la salida de España de los judíos no conversos fue en julio del año1492, se supone que a partir de esa fecha dejó de tener sentido un templo judío, aprovechando los terrenos para levantar un nuevo templo cristiano que comenzó a edificarse en 1511, a los diecinueve años de haber dejado de utilizarse la sinagoga, considerada, dentro de las principales de España, como una de las de cierta relevancia del Arzobispado toledano, junto con las de Maqueda, Ocaña, Talavera y Toledo.

De la convivencia existente entre ambas culturas, se originaron ciertas relaciones sentimentales, fruto de las cuales, naciera a finales del siglo XV Juan de Dios o Juan Ciudad, como así lo afirman vecinos de Casarrubios en 1576, diciendo ser natural de esta villa

“el que fundo el famoso hospital de Granada”.

Cercano a la fecha de nacimiento de este personaje, se ejecutó en la villa a un judío precisamente por haberse “entendido” con una cristiana. Estos “hijos del pecado” eran silenciados y obligados a desaparecer, escondiendo su identidad, errando por otros lugares, lo que provocaría la marcha de Juan Ciudad, lo que hace difícil hallar sus raíces a biógrafos y estudiosos, pero que los vecinos del pueblo lo tenían muy claro cuando aún no había pasado un siglo de que este niño, solo o con su madre, salieran del pueblo.

Hay autores que coinciden en afirmar en ciertos escritos que San Juan de Dios fuera de esta villa, como por ejemplo M. A. García Olmo quien dice:
“...hace casi cinco siglos un oscuro soldado de Casarrubios del Monte (Toledo), que, habiendo oído predicar a San Juan de Ávila, vendió sus bienes y se tiró como un demente (llegaron a internarle creyendo que estaba loco) a socorrer a los que nadie se molestaba en mirar siquiera. Hoy es venerado como San Juan de Dios, su obra brilla y se halla extendida por el mundo”.

O Fray José Luis Martínez Gil, antiguo farmacéutico del Vaticano, quien tras largos años de estudio, también afirma que San Juan de Dios nació en Casarrubios del Monte en el año 1495, hijo de padres judíos, y no en Portugal, como su primer biógrafo lo sitúa, tal vez, con la intención de tapar su ascendencia judía y, por último, el descrito en este mismo blog, don Ángel Basteros Sahorí, quien lo afirma en su novela La Cruz de Casarrubios, Juan de Dios Santo y judío. 

F.-Jesús Arroyo López